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martes, 16 de julio de 2013

EL CURITA DE LA GUARDA


Es de estos que aparecen justito cuando hacen falta, 
te sonríe y conoce que hay detrás de tu mirada,
te hace un gesto de ternura, te alienta, golpea tu espalda,
y sabe decir lo justo que renueva tu esperanza.

Llegó temprano a tu vida, cuando vos ni te enterabas,
bendijo el vientre materno donde ya vos habitabas,
le hizo una broma a tu viejo, para que un babero usara,
y dio coraje a tu vieja, que estaba un poco asustada.

Entre abuelos y padrinos, te bautizo una mañana,
y se reía contento, yo no se que le causaba,
que al mojar tu cabezita, tus puñitos se cerraran,
y con un beso en la frente te abrió el camino a la gracia.

Creciste y ahí estuvo, con amor, ternura y ganas,
viendo que se te prepare, para tan sagrada Gracia,
siempre queriendo brindar lo mejor que hay en su alma,
si sabremos de su afecto (aunque un reto siempre daba),
a fotógrafos prudencia..., a padres y abuelos calma,
y después si...  
la primera comunión bajo su atenta mirada.

Lo demás ya te acordás, de joven, esas palabras,
que dieron luz a las sombras de tu existencia apurada,
y te bendijo mil veces, tal ves con distintas caras,
pero siempre estuvo ahí, Padre y Pastor de tu alma.

Por su humildad, muchas veces, no lo vimos que ahí estaba,
y paso inadvertido, por nuestra vida agitada,
porque es parte de su entrega, el dar sin esperar nada,
porque  es fiel a un llamado, y quien ama no reclama.

El es el que te confiesa, y un camino te señala,
parte el pan todos los días y espera tu llegada,
Es Cristo que está presente en la mesa preparada,
y por vivir viernes santos, tiene un mensaje de Pascuas.

Vos sabes de quien te hablo, tu curita de la guarda,
que convencido se entrega, que con ahínco trabaja,
el elegido de Dios para ser pastor de almas,
el que quiere dar su vida, porque gana al entregarla. 

¿Pero sabés una cosa?..., tu curita de la guarda, 
que convencido se entrega, que con ahínco trabaja...,
sufre, se enferma, pelea, tiene cargas que lo cansan,
es como vos, carne y hueso, es débil y a veces sangra.

Dale un gesto de ternura, disculpale alguna rabia,
abrázalo, dale un beso, pregúntale como anda,
y rezá mucho por él, que tu oración lo apuntala,
en la difícil tarea que el señor le encomendara.

Sos la razón de su entrega, y vos le haces mucha falta,
se sabe amado y querido, ¿pero sabés lo que pasa?,
a veces se siente solo y no es por falta de gracia,
sino que el calor humano, da frescura a nuestras  almas.

Por tu amor, por tu entrega,
gracias Curita, mil gracias,
y vos hermano esta noche también a Dios decí gracias,
porque puso en tu camino, un curita de la guarda.

Jorge Andres Jaime

Escucha la poesía en la voz de Sergio Quiroz



1 comentario:

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