
El Papa renunció. Así amanecerán sin fin de periódicos mañanas, así amaneció el día para la mayoría, así de rápido perdieron la fe unos cuantos y otros muchos la reforzaron. Y que renunciara, es de esas cosas, que no se entienden.
Yo soy católico. Uno de tantos. De esos que durante
su infancia fue llevado a misa, luego creció y le agarró apatía. En algún punto
me llevé de la calle todas mis creencias y a la Iglesia de paso, pero la
Iglesia no está para ser llevada ni por mí, ni por nadie (e banal, y así de sencillo,
recontinué un camino en el que hoy digo: Yo soy católico. Uno de muchos, si,
pero católico al fin. Pero así sea un doctor en teología, o un analfabeta de
las escrituras (de esos que hay millones), lo que todo mundo sabe es que el
Papa es el Papa. Odiado, amado, objeto de burlas y oraciones, el Papa es el
Papa, y el Papa se muere siendo Papa. Por eso hoy cuando amanecí con la
noticia, yo, al igual que millones de seres humanos.. .nos preguntamos
¿porqué?. ¿Por qué renuncia señor Ratzinger? ¿Le entró el miedo? ¿Se lo comió
la edad? ¿Perdió la fe? ¿La ganó? Y hoy,
después de 12 horas, creo que encontré la respuesta: El señor Ratzinger, ha
renunciado toda su vida.
Así de sencillo.
El Papa renunció a una vida normal. Renunció a
tener una esposa. Renunció a tener hijos. Renunció a ganar un sueldo. Renunció
a la mediocridad. Renunció a las horas de sueño, por las horas de estudio.
Renunció a ser un cura más, pero también renunció a ser un cura especial.
Renunció a llenar su cabeza de Mozart, para llenarla de teología. Renunció a
llorar en los brazos de sus padres. Renunció a teniendo 85 años, estar
jubilado, disfrutando a sus nietos en la comodidad de su hogar y el calor de
una fogata. Renunció a disfrutar su país. Renunció a tomarse días libres. Renunció
a su vanidad. Renunció a defenderse contra los que lo atacaban. Vaya, me queda
claro, que el Papa fue un tipo apegado a la renuncia.
Y hoy, me lo vuelve a demostrar. Un Papa que
renuncia a su pontificado cuando sabe que la Iglesia no está en sus manos, sino
en la de algo o alguien mayor, me parece un Papa sabio. Nadie es más grande que
la Iglesia. Ni el Papa, ni sus sacerdotes, ni sus laicos, ni los casos de
pederastia, ni los casos de misericordia. Nadie es más que ella. Pero ser Papa
a estas alturas del mundo, es un acto de heroísmo (de esos que se hacen a
diario en mi país y nadie nota). Recuerdo sin duda, las historias del primer
Papa. Un tal..Pedro. ¿Cómo murió? Si, en una cruz, crucificado igual que a su
maestro, pero de cabeza. Hoy en día, Ratzinger se despide igual. Crucificado
por los medios de comunicación, crucificado por la opinión pública y
crucificado por sus mismos hermanos católicos. Crucificado a la sombra de
alguien más carismático. Crucificado en la humildad, esa que duele tanto entender.
Es un mártir contemporáneo, de esos a los que se les pueden inventar historias,
a esos de los que se les puede calumniar, a esos de los que se les puede
acusar, y no responde. Y cuando responde, lo único que hace es pedir perdón.
‘Pido perdón por mis defectos’. Ni más, ni menos. Que pantalones, que clase de
ser humano. Podría yo ser mormón, ateo, homosexual y abortista, pero ver a un
tipo, del que se dicen tantas cosas, del que se burla tanta gente, y que
responda así… ese tipo de personas, ya no se ven en nuestro mundo.
Vivo en un mundo donde es chistoso burlarse del Papa, pero pecado mortal burlarse de un homosexual (y además ser tachado de paso como mocho, intolerante, fascista, derechista y nazi). Vivo en un mundo donde la hipocresía alimenta las almas de todos nosotros. Donde podemos juzgar a un tipo de 85 años que quiere lo mejor para la Institución que representa, pero le damos con todo porque “¿con qué derecho renuncia?”. Claro, porque en el mundo NADIE renuncia a nada. A nadie le da flojera ir a la escuela. A nadie le da flojera ir a trabajar. Vivo en un mundo donde todos los señores de 85 años están activos y trabajando (sin ganar dinero) y ayudan a las masas. Sí, claro.
Pues ahora sé Señor Ratzinger, que vivo en un mundo
que lo va a extrañar. En un mundo que no leyó sus libros, ni sus encíclicas,
pero que en 50 años recordará cómo, con un simple gesto de humildad, un hombre
fue Papa, y cuando vio que había algo mejor en el horizonte, decidió apartarse
por amor a su Iglesia. Va a morir tranquilo señor Ratzinger. Sin homenajes
pomposos, sin un cuerpo exhibido en San Pedro, sin miles llorándole aguardando
a que la luz de su cuarto sea apagada. Va a morir, como vivió aún siendo Papa:
humilde.
Benedicto XVI, muchas gracias por renunciar"
Jorge Andres Jaime, integrante del Dúo Huitral, realizó este aporte en facebook de donde hemos extraído su contenido
No hay comentarios:
Publicar un comentario